Antes de desarrollar el artículo ya dejamos clara la respuesta: No. La restauración de muebles es un proceso caro, sobretodo hoy en día. En otros tiempos pasados, lo más caro de un trabajo era el material, además de que no se vivía, como ahora, en una sociedad del consumo donde es más fácil comprar algo nuevo que arreglarlo. Pero hoy en día lo más caro es la mano de obra, y la restauración es algo que requiere muchas horas de trabajo.

Normalmente alguna gente quiere restaurar algunos muebles antiguos, heredados de sus padres o abuelos, por un valor sentimental. Algún armario, butaca, tocador, cajonera, etc. Además, hay que admitir que estos muebles antiguos de pueblo, muchos hechos a mano, tienen una belleza que ya no se encuentra en los muebles de hoy en día, la mayoría de fábrica, modelos rápidos y fáciles de hacer.

No obstante, ten claro que si te planteas restaurar algún mueble antiguo, esto puede y suele ser caro, y no es práctico ya que la madera vieja suele estar perjudicada e incluso aunque la restauremos ésto no nos garantiza que aguante muchos años más. Pero si aún así decides restaurar deberías saber un poco en qué consiste, cuáles son los problemas con los que te puedes encontrar, y las dificultades que tiene.

Problemas de la madera

Normalmente cuando un mueble se quiere restaurar es porque está mal, ya sea visualmente o bien que esté roto. Los problemas más comunes que suelen afectar a la madera con los años es:

  • La carcoma. La carcoma es un tipo de insecto común que devora la madera, pero hay otros como las famosas termitas. Sobretodo si el mueble (o puerta, ventana, etc) se encontraba en un pueblo, en el campo, o en sitios más rurales, es más probable que se haya encontrado con este tipo de problema. Pero también en la ciudad puede pasar. Además, la madera vieja es más natural, más robusta, menos llena de químicos que las maderas modernas, desprenden más olor, para estos insectos resulta más atrayente. Este problema se identifica porque se ven agujeros pequeños por toda la superficie roída, incluso con un poco de polvo en estos poros.
  • Madera podrida: recordemos que, al fin y al cabo, la madera viene del árbol, y es materia orgánica. Depende siempre del tipo de madera, cómo ha sido procesada, el cuidado que ha tenido, y más. Pero es común que cierta madera, cuando ya tiene muchos años, empiece a podrirse por dentro, y eso se ve en que se rompe más fácilmente, se hace polvo, está floja, débil, pierde la robustez que tenia antes.
  • La humedad: es un problema grave prácticamente para todos los tipos de madera. Puede afectar tanto el contacto directo con el agua, como las puertas y ventanas viejas que dan al exterior, que se ven afectadas por la lluvia, como los muebles de interior que se ven afectados por la humedad y el vapor. La madera es un material poroso y por ello absorbe todo tipo de substancias: pinturas, disolventes, colas, lacas, barnices, mata-carcoma, y el agua no es una excepción. Además la madera vieja precisamente tiende a agrietarse, a abrirse, cuando va perdiendo robustez absorbe con más facilidad. La humedad se nota porque la madera se hincha, se deforma, se ablanda, se oscurece un poco, se mancha.
  • El sol: los países más nórdicos tienen más suerte con este hecho. En Alemania, por ejemplo, hay muchísima madera de exterior que se mantiene en buen estado. Pero en España el sol es un problema, y la madera no lo lleva bien. La madera de exterior, y no sólo refiriéndonos a jardines y terrazas, sino cualquier puerta o ventana que de al exterior, se desgasta mucho con el sol y necesita un cuidado y protección constante. Lo bueno, al menos, es que suele afectar sólo a la superficie de la madera. Se identifica, aparte de que es obvio, porque la superficie está reseca, pelada, agrietada, saltan astillas, ha perdido color.
  • El herraje: el herraje: bisagras, guías, manillas y picaportes, demás partes de metal se han oxidado, roto, deformado, y el mueble funciona mal, resulta incómodo de usar.
  • Tipos de restauración

    El primer paso es identificar qué tipo de restauración podemos o debemos aplicar a la madera. Ésto depende de su estado y de lo extendida que esté su condición. Nos podemos encontrar con los siguientes casos:

    • Sólo la superficie de la madera está afectada.
    • Sólo una parte de la madera está afectada o rota.
    • Es un problema general de todo el mueble.

    Si es un problema muy extendido y ya llegado a un punto demasiado grave, como que la madera esté podrida, o demasiado reconcomida por los insectos, a veces no se puede reparar, o incluso aunque se haga no se asegura que el mueble aguante muchos años más.

    Técnicas de restauración

    Reparar la superficie

    Primero se lija la superficie de la madera en las zonas afectadas, hasta dejar la superficie lisa y haber eliminado la capa de pintura y barniz que lleva la madera, dejando la madera a la vista. Si sólo la superficie estaba mal, ahora volveremos a cubrir la madera con pintura, barnices y protectores, intentando igualar el color, el tono que tenia antes (o que tiene la zona no afectada).

    Cambiar partes

    Si una parte del mueble está decididamente rota, podrida o devorada por el carcoma, lo que está claro es que ésa parte no se puede conservar. Ahora vamos a intentar conservar el máximo posible del mueble original. Extraeremos esta parte, o bien cortándola, o en algunos casos es una pieza extraíble que está pegada o atornillada. Ésta parte se reemplazará, de hecho, con madera nueva. Luego ésta se pintara para que quede como el resto del mueble. Así que realmente esa parte del mueble será nueva.

    Matacarcoma y líquidos protectores

    Cuando se ve claramente que la madera ha sido roída por la carcoma, si la madera aún se puede salvar, el insecto debe ser eliminado y prevenido para el futuro. Por ello se impregna la madera con matacarcoma, un líquido que además de matar la carcoma si la hubiese, ahuyenta a los insectos para el futuro.

    No obstante, para aplicar el matacarcoma se debe antes quitar de toda la superficie de la madera la pintura y el barniz, ya que el líquido debe entrar en contacto directamente con la madera. Esto puede complicar enormemente una tarea muy sencilla, ya que algo tan fácil como dar unas pocas pasadas de líquido, ahora supone lijar todo el mueble con cuidado.

    Matacarcoma no es el único líquido que podemos aplicar, hay más para proteger la madera

    El barniz

    También tenemos que entender que no son los mismos químicos los de hoy en día que los de hace cuarenta o setenta años. Por ello, aunque el mueble en este sentido esté bien, no viene mal aplicar los barnices modernos, que además llevan protección contra el sol o la humedad.

    Masillar

    Si el mueble presenta golpes, agujeros, abolladuras, o este tipo de marcas, se pueden rellenar con ciertas masillas que al secarse se endurecen, y pintaremos y barnizaremos encima de ellas, de manera que en el resultado final no se va a notar. Pero básicamente consiste en ir con una paleta aplicando masilla sobre la superficie para que quede lisa y a nivel. Primero se aplica la masilla, luego hay que esperar horas a que se seque, y luego lijar la superficie.

    Cambiar herraje

    Otro problema que suelen tener los muebles viejos es el herraje: está oxidado, roto, mal engrasado. Hay dos formas de arreglarlo: si son partes que no interesa conservar, como las bisagras, directamente se cambian por nuevas y ya. Pero las manillas y decoraciones metálicas, aparte de que van a juego con el mueble, es que resultarán prácticamente imposibles de encontrar hoy en día, y a su vez el herraje de hoy día no pegará con el mueble retro. E incluso si encontrásemos el herraje, sería bastante más caro que el estándar. Por ello, puede que haya alguna solución, con la ayuda de bicarbonato o algunos químicos más fuertes que limpian la oxidación del metal. A veces, sin embargo, cambian un poco su color.

    Conclusión

    Todo esto es lo que cuesta restaurar un mueble, como ves no son pocas horas ni poco esfuerzo. Siendo sinceros, hoy en día lo fácil y práctico es tirar el mueble y comprar uno nuevo. La restauración sólo se lleva a cabo en casos excepcionales, cuando los muebles tienen un valor sentimental, normalmente heredado de la familia. Pero tienes que aceptar que si estás pensando en restaurar, es más bien un capricho y no una decisión práctica, y barato no va a ser.